EN EL ESPEJO HAY UNA BROMA / Reseña a Líneas paralelas (y lelos)


      Segundo Antares (Black River, 1981) se ha hecho un adicto a escribir  -en un jerigonza poco académico-  toda volada, planeo y aterrizaje que emerja de su inquieta testa. Entre humo y humo, ha inhalado triunfos y desengaños en la línea dura de la escritura, mas esto no lo ha detenido: ha jalado fuerte desde el abismo las puertas de la plenitud, y ésta se le ofrece hoy, blanca y pura, de la mano de la pluma honesta y rasa que acompaña sus creaciones. Escribir es su éxtasis, no hay duda ni dado en ello. En estas líneas paralelas sólo me queda desearte, dignísimo lector, que no seas lelo... ante todo, que no seas lelo.
      La jeringa se vacía pronto y sólo hay un Segundo para invitar a Antares a que haga presencia en estas páginas y destile, de a poco, papel tras papel, el vino dulce que a beber vinimos.


                                                               Mauricio Álvarez Gómez 
                                                   (compañero de ruta, ratos, retos y ritos).

CORTO/CIRCUITO /Reseña de Guido Eytel


            Más de cien microcuentos, greguerías y sentencias conforman este Corto/circuito de Segundo Antares, un libro para leer y releer en cualquier momento y en cualquier lugar.
            Es el lenguaje el protagonista que recorre todas estas páginas y que en un instante se retuerce, se desdobla, se trasforma, juega con sus distintos significados, entrecruza cables y hace cortocircuitos que pueden resultar en una carcajada, una mueca de terror o bien en la reflexión. Reflexión acerca de la vida y cuánto nos cuesta nombrar lo que sucede cada día y que, por el cambio de una letra o un par de letras, viene a resultar algo muy distinto o bien lo contrario. Como diría el propio Antares, nada es tan (in)seguro.

ALEATORIAS, SUAVES, MIGRATORIAS / Javier Aguirre Ortiz


      Segundo Antares nos lleva en este su último libro a un viaje inesperado, a una evolución que, desde el principio, sorprende. “Aleatorias, suaves, migratorias”, este título que parece adjetivar las historias –por seguir la rima- que recoge el volumen, entendemos que hace recuento de alguna de las etiquetas que podrían rondar a los eventos variopintos que se desarrollan en sus ingeniosas máquinas, digo páginas, aunque en este caso viene a ser lo mismo. La sorpresa de la que hablamos es el volumen de las historias que contiene el mismo, el volumen, que ya no es el mismo volumen. Digámoslo de otra manera: Antares nos tenía acostumbrados al cuento hiperbreve y ahora los relatos son de extensión, si breve, no dinosáurica -creo que vengo algo afectado de la falta de gravedad de mi viaje. Digamos, y volvamos a lo mismo de otra manera, que Antares ha pretendido subir el volumen de sus historias. La línea ha tenido páginas. ¿Será debido a su exultante paternidad, de la que se hace eco la dedicatoria?
       Así como en la cinematografía podemos hablar de nanometrajes y cortometrajes –y no hay duda de que el lenguaje cinematográfico está presente en “Aleatorias”, como por ejemplo en el cuento “La misión”, donde el protagonista es el filo de un cuchillo provisto de una “cámara”- Antares ha sufrido una evolución paralela a la que va desde el nanometraje hasta el micrometraje, sin llegar al corto o al mediometraje.

      Cada género, cada subgénero, puede llegar a convertirse en un mundo propio, tiene sus tics y sus maneras de hacer que a veces resultan intransferibles, y que contagian de sus mañas al artesano que las cultiva por mucho tiempo. El ingenio, cultivado por Quevedo, por Gracián, el wit de los ingleses, tan valorado, es un ingrediente fundamental en el trabajo de Segundo Antares, de modo que en su narrativa hiperbreve era a veces una argucia léxico-semántica la que podía encender el hallazgo: “MEDIO AMBIENTE / Efectivamente, nos va quedando la mitad”, dijo este escribidor desolado por ver cómo la profecía nominal de su pueblo natal, Río Negro, se hacía realidad por culpa de la contaminación. Acaso en la prolongación de la extensión de las narraciones el ingenio ha quedado a veces como un resabio distractor: “
Por inercia cotidiana, me levanté en la mañana a desayunar la rutinaria rutina de mi rutina diaria.” Es cierto que escritores como Ramón Gómez de la Serna, el creador de la greguería (humorismo+metáfora, acuña la fórmula) soltaban también perlas que recuerdan a su pedrería minúscula en sus obras de mayor extensión. No hay duda de que Antares ha asumido un riesgo acometiendo narraciones que demandan otras herramientas con las que está menos familiarizado, y eso es de agradecer; de todas formas, los equívocos que han solido protagonizar las narraciones previas del autor, y que a menudo funcionan bien en estructuras mínimas, porque el artificio, los juegos artificiales se suceden para distraernos y entretenernos de continuo, tienen una tarea más complicada en esta ocasión. En cualquier caso no son ya los juegos de palabras los protagonistas, sino juegos conceptuales y de enfoque del relato. Cabría, de todas formas, preguntarse: ¿Cuál es, finalmente el argumento de los fuegos artificiales? ¿De qué tratan? ¿Puede la literatura sostenerse sin hacer frente a las grandes preguntas, por pequeñas que sean? La respuesta tal vez pueda estar en uno de sus cuentos, el titulado "La muerte de Dios". Nada tan grave como el tema de Dios, del destino, del sentido de la vida, la muerte. Pero la mirada de Antares nos desvela que todo es juego, que nada es tan grave. Que también los grandes temas pueden resolverse en un guiño y que el tiempo es poco, y por breve es mejor aprovecharlo para sonreír.

SEGUNDO ANTARES: AGUDEZA DE PROFUNDIDADES / Prólogo a Digresiones del poeturgo, por Francisco Garzón Céspedes


      

      No estoy seguro de que Segundo Antares y yo nos hubiéramos conocido tan a tiempo como lo hemos hecho (nació en 1981, nombrado como Carlos Mauricio Álvarez Gómez, en Chile, y yo antes, en 1947, en Cuba, y residiendo desde los noventa con doble nacionalidad en España) si no fuera por la velocidad y posibilidades de la Red que nos hicieron relacionarnos en el 2007. Es importante no olvidar que la Red no comunica, pero no hay dudas de que en cuanto a relacionar, y a expresar, informar y difundir, posibilita que, por ejemplo, lleguen a uno muchísimos más textos desde geografías distantes, y que cuando a uno le gusta el texto de un nuevo autor, y no mucho después admira otras y otras de sus creaciones literarias, logre desde el intentar leerlo más, y conseguir esas lecturas quizás de inmediato, hasta el conocer su rostro. “¿Qué tendrá que ver lo del rostro?” podría alguien preguntarse. Pues que a estas alturas, en mi caso, si al buscar las fotos de una mujer o de un hombre en la Red y hallarlas, me muestran un rostro que rechazo por lo que expresa, por sus marcas o carencias, entonces intento no mantener contactos algunos. A mi edad, la gran conquista, la enorme libertad, me refiero a las que tienen que ver conmigo más adentro, con la persona que soy, son no tratar a malas personas. “¿Y una foto o fotos permiten establecer con certeza que…?”  En lo que a mí respecta, dadas mis profesiones y experiencias, una foto o fotos me permiten intuir, y como lo que puedo compartir y/o posibilitar no es, digamos, del sistema de salud, me siento en el derecho de ante una intuición en negativo: cuando menos abstenerme. Y si me equivoco, que venga la vida, tan poderosa, y se encargue por sí misma de demostrármelo. Ah, pero Segundo en sus fotos es como son muchos de sus textos: original, inusual, rompedor de moldes, desbordante de humor, ingenioso, de humanidad luminosa… Lo último, corroborado por lo centrado y verdadero de sus cartas (las que nos hemos cruzado en la amistad fraterna desde el 2012, personales), seguramente tan verdaderas como sus textos, unos que desde lo hiperbreve suman visiones críticas de la realidad, diseccionadoras desde infrecuentes ángulos, y con honduras que bien remueven memoria y conciencia.
      Dentro de mi cruzada por renovar el cuento literario de nunca acabar –hiperbreve por naturaleza–, cruzada por igual de nuestra institución y editorial, el que primero leí de Segundo Antares fue un hallazgo, y me deslumbró: “VINO …y ahogó sus penas en un vaso de vino…”  Y no sólo a mí: un Jurado Internacional le otorgó uno de los Premios Especiales del Concurso Internacional de Microtextos 2008 (certamen donde fueron reconocidas maravillas dentro de la fórmula infinita del narrar interminable). Y sí, como en este caso, el tantas veces mejor Segundo Antares, que es de primera y de primeras, es el que, no obstante el humor (posible –el texto citado antes es ambivalente–) y no obstante la hiperbrevedad, se distancia de la superficialidad del chiste por medio de una agudeza de profundidades, entre más porque es un escritor lleno de recursos sorprendentes, de penetraciones inesperadas, de entradas y salidas novedosas, unos que en sus libros de diversos géneros y entregéneros pueden ir desde las recreaciones y rejuegos breverbales hasta una suerte de galimatías con sentido, desde la aparente anti-literatura hasta los dictados críticos de las deformaciones humanas, sociales… desde las explosiones al, y del, lenguaje hasta las estructuras de vanguardia.
      A mis preguntas, Segundo me ha explicado que hasta los 19 años sólo escribía poesía, y que su aproximación a la dramaturgia fue inesperada. De pronto se dio cuenta que algunos de sus textos recientes incorporaban ciertos diálogos y algunos tenían como estructura del principio a fin lo dialogado. Por este camino surgían en sus textos juegos de palabras, creaciones polisémicas. Citando una respuesta que me ha dado Segundo: “Creí que seguía haciendo poesía, hasta que una obra más extensa ─llamada Sol y Locquio en el País de Alicia─ me hizo replantearme las cosas, abriéndome a la posibilidad, o a la realidad, de que estaba diversificando mi escritura. Así, concebí algunos de mis escritos de forma híbrida, mixta, asumiendo que serían obras de lo que me gustó llamar “Poeturgia”, por guardar, en mayor o menor medida, una relación originaria con una intención poética y una dependencia al texto escrito que el lector debería tributar, muchas veces tratándose también de textos mayoritariamente dramatúrgicos cuya fiel representación escénica no sería muy viable, dados los juegos de lenguaje a los que me refiero, que le otorgan un arraigo al papel y algunas veces, difícilmente, una proyección teatral.”
      Segundo Antares define de esta manera varias de sus temáticas y propósitos: “Compañía/Soledad/Relaciones de pareja, Introspección/Locura, Disolución de la infancia/Retos de la vida adulta (vocación, vida laboral, y más), Juegos/Humor, entre otras, nacidas, muy probablemente, de experiencias vivenciales, directa o indirectamente ligadas a mi desarrollo personal. Con el tratamiento de estos temas pretendo, más que todo, plantear situaciones a las que el lector pueda aproximarse desde su propia óptica, sin pretensión de dirigir éticamente las nociones que puedan derivarse de lo escrito, sino, más bien, facilitar o proponer un determinado punto de encuentro con el lector, que, idealmente, enriquezca el momento de su lectura.”
      Todo lo que he escrito sobre Segundo Antares en los dos primeros párrafos está presente con excelencia en su libro de microficción dramatúrgica, Digresiones del poeturgo, y tanto está el humor sintético y sus dimensionamientos. Hay más, y es aquello con lo que mejor me identifico: la categoría dramática de los textos hiperbreves más trascendentes que ha incluido. Y el desgarramiento humano y la intensidad para expresarlo de las creaciones trágicas de Antares, todo desde una brillante experimentación muy centrada en las experiencias con el lenguaje y en sus renovaciones.




                                                     Madrid, primavera de 2013.

ALGO PARA EMPEZAR / Prólogo a Fragmentarios Complementales, por César Cuadra

A L G O    P A R A    E M P E Z A R

          (Prólogo a Fragmentarios Complementales de Segundo Antares)


                                                                        CÉSAR CUADRA



       Sin duda la entrada en este tercer milenio se hace de la mano de una larga y problemática lista de acontecimientos. El nuevo contexto ecológico y tecnológico, la sociedad de consumo y la cultura de masas definen el escenario irrevocablemente. Esto explica la proliferación de voces y registros estéticos, como también el resquebrajamiento de la imagen que el modernismo literario nos había legado en voces líricas tan potentes como desmesuradas para una época como la nuestra. La escena cultural actual se nos anuncia, en cambio, de un modo oblicuo, pues su propio desarrollo va deshaciendo una a una las bases de nuestro histórico campo de certezas y seguridades (las mismas que nos han llevado al actual desastre ecológico). Este proceso cultural es conocido como postmodernismo  y será por tanto inevitablemente crítico del pasado (de ahí el “post”) y se lo asocia fundamentalmente con la crisis de nuestro tiempo y su cartografía, por lo mismo, se vuelve especialmente contradictorio y complejo. Esto explica  la dificultad para apreciar el juego que instala  esta nueva identidad cultural pues no niega lo anterior, ni tampoco lo rechaza: se nutre de él reescribiéndolo, es decir, repite y excede y de ese modo deshace revolucionariamente su campo de inmanencia. Ahora bien, las obras posmodernas ya no se dejan medir por los criterios esteticistas del pasado: ya no estamos frente a un estilo particular, ni a un conjunto de técnicas preestablecidas o a un método de trabajo específico (como los programas vanguardistas o los “realismos socialistas”, por ejemplo). Nada de eso. Aquí estamos frente a un eclecticismo radical donde la heterogeneidad y las  diferencias instalan un reinado que va más allá del mero hecho estético. Porque hablar de postmodernismo es hablar de una CATEGORÍA CULTURAL más que estética: en ella habitan ahora legítimamente todos los estilos y todos los géneros, pueden flamear todas las banderas: es el nuevo hábitat de este milenio tecnocientífico y pragmático donde la tiranía elitista del esteticismo metafísico ha perdido su hegemonía homogenizadora. Postmodernismo es, en definitiva, el nombre con el que diseminadamente se despliegan las luces y sombras en la geografía simbólica de nuestro tiempo.

       La aparición de  Fragmentarios Complementales, ópera prima de Segundo Antares, nos instala de golpe en este escenario de resquebrajamiento del mundo esteticista del modernismo heredado. Más allá del juego que promueve con  la “complementaridad” de sus “framentos mentales” resulta evidente a lo largo de todo su texto cómo la mismísima noción de poema se vuelve problemática y esquiva en su enunciación. Sobre esto baste reconocer  su clara disposición ante lo que él mismo titula en su primer texto como “Prolepílogo”  e inversamente  con el cierre del libro con su “Epiprólogo”.  Esto ya nos anuncia un importante grado de conciencia sobre su trabajo escritural. Como se ve, Antares se ha instalado críticamente en su  relación con la tradición modernista y su fetichismo estético. 

       El libro está compuesto por cuatro secciones que buscan trabajar silenciosa y subrepticiamente a modo de una matemática secreta. Los textos se hacen guiños internamente, pero siempre con la complicidad del lector. Este rasgo junto al uso de los recursos de la oralidad y su distancia de la estética del dolor lo instala definitivamente en la atmósfera comunicativa que define la  producción cultural de nuestro tiempo. Pero si la necesidad de comunicación define el marco en el que operan estos fragmentos mentales  será  la diversidad  de juegos de lenguaje lo que dé el sello a su puesta en escena. El libro es un auténtico mosaico de juegos que desde diferentes ángulos –chistes, acertijos, ecuaciones, comentarios, hasta una poesía gráfica, visual, y naturalmente, tradicional–  donde se afirman  los viejos tópicos de la poesía: el paso del tiempo, la muerte, el amor, dios, etc.  Así se puede leer cómo Antares trabaja desde el mismo suelo metafísico los misterios que lo desvelan, como el de la verdad (que él escribe en mayúsculas) cuando en “Amnios” dice “La Verdad me moja / siento el calor de su revelación, / conozco el Por Qué del Universo / y soy portador / del secreto de su engranaje (…) Mi llanto reverbera en el silencio / mientras una hilera de misterios / desfila hacia mi encuentro”.   

       Pero si la tradición y la convención poética ahogan el espíritu del poeta, éste intentará otra salida: de aquí que esta poesía deba ser leída en clave  de humor en largos pasajes del libro, a lo que debemos agregar que ese humor está profundamente anclado en el trascendentalismo metafísico. Esto es algo que sin duda lo hermana a esa poderosa tradición que nace en nuestras letras con el creacionismo huidobriano. Antares no sólo no intenta ocultamiento alguno sino que deja huellas explícitas de ese referente, como en  el texto “Music” o en “Creo creer crear creer” donde señala “creo creer creer / que creo creer crear / Mis convicciones no me convencen (…) Quiero crear creer / armado de un lápiz poseído/ que abandona letras/ en un papeligroso acto / de creer y crear / crear y creer / creer y crear”. De hecho, si hubiese que mostrar en qué punto la poética de Antares alcanza su punto paradigmático quizás éste sea en texto cuya potencia  y juego alcanzan mejor que en ningún otro su eficacia. Se trata de un texto donde ciertamente el Altazor huidobriano se deja sentir en una retórica  onomatopéyicamente creacionista  titulado “Palabracadabra”: “Palabras paladas / palabras palmadas / palabras palabrumadoras / palabrazos palabrigos / Quiero palabrear palabrir / como un palabrelatas mágico / el envase vacío / que el vacío selló al vacío… / aquella nota musical / enlatada en el nombre de Dios… / Quiero leer cada una de sus letras / y polinizarlas en el alma. / Podré darte mi palabra / sin que se deshaga en el aire / como un sonido de papel en llamas / Te doy mi palabra  / Lo juro y lo conjuro.. / ¡Palabracadabra!”

       Ciertamente, el registro de Antares es el JUEGO. Y al interior de éste  abunda el juego de palabras, algo que llega a volverse incesante y a momentos excesivo, lo que sin duda merma a  este recurso  su potencia  lúdica  y policromática, como también su potencia crítica y su eficacia comunicativa.  Este  abuso del juego de palabras –a mi parecer, propio de la juventud del poeta– no le quita el brillo y esplendor a esta poesía del juego, pues gana en frescura y espontaneidad (algo que la madurez y el tiempo le ayudarán a capitalizar). Así se aprecia en textos donde el juego de palabras ha cedido su trono a la imaginería vanguardista alcanzando notable profundidad y eficacia, como en  “Crónico”: “Mi reloj se gotea… / pierde segundos a cada segundo / Brota agua de su costado/ como si una lanza invisible/ lo hubiese atravesado”  Es en ese juego donde se desenvuelve y se recubre el mundo de Antares. No es el juego deconstructivo, por cierto, sino el de la imaginería vanguardista e incluso, ese que parece  provenir directamente de la metafísica creacionista y de su hermanastra, la greguería, específicamente, la de ese enigmático vanguardista español que fue Ramón Gómez de la Serna. Segundo Antares da muestras en  estos Fragmentarios Complementales no sólo que tiene talento, sino que su poesía además tiene futuro: de aquí que estos primeros pasos convierten  sus frutos en una apuesta donde sólo la maduración tiene la última palabra.



                                                                 Santiago, diciembre 2007.

Aleatorias, Suaves, Migratorias


/ Obra financiada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a través del Fondo de Fomento del Libro y la Lectura, convocatoria 2014 /.


"Este libro propone un vuelo, camino en el aire para dibujar un mapa que, de alguna manera, se replique en la tierra y una los dos mundos. Segundo Antares elige el cuento breve y la descripción episódica para abordar grandes temas como el femicidio, la locura, la idea de Dios, así como otros un poco más humanos: ahí están la psicopatía, la posibilidad de un crimen, la complicidad del humor, la sorpresa y, siempre, la sensibilidad de los personajes (que muchas veces son apenas voces y modos de decir un poco oníricos: otra forma de volar). Como una bandada de pájaros, los textos van relacionándose entre sí en cada lectura, de manera que el lector es siempre nuevo y se verá sorprendido, cada vez que lo intente, con un entramado textual en permanente formación: de eso se trata esta aventura".

EDITOR GENERAL, Red Internacional del Libro.


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Aleatorias, Suaves, Migratorias|: Arriesgado, original, profundo y multifacético conjunto de cuentos que comparte una narrativa de sólida estructura que a la vez alcanza auténticos hallazgos experimentales. Segundo Antares siempre propone, inquieta, deslumbra, sorprende así su obra literaria".

FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES, Escritor, Fundador y Director de la CIINOE /Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (Madrid, España / México D. F.)/



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Algunos de los cuentos que integran el libro han sido compilados en diversas convocatorias:

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Inerte inercia: Publicado en Segunda Antología de Cuentos Rayentrú (Leutun Ediciones, Santiago, Chile, 2008).

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La misión: Publicado en Segunda Antología de Cuentos Rayentrú (Leutun Ediciones, Santiago, Chile, 2008). / Mención de Honor en Concurso Internacional de Cuento Breve Latin Heritage Foundation (Washington, Estados Unidos, 2011). / Publicado en Minotauro: Antología de Relatos Breves (Washington, Estados Unidos, 2011).

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El beso: Seleccionado en Concurso de Cuentos "Santiago Negro". / Publicado en El calígrafo y otros cuentos (Lom, Santiago, Chile, 2012).

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La muerte de Dios: Finalista I Concurso Internacional de Cuento Breve "Cada loco con su tema", Grupo Editorial BENMA (México D. F., 2012). / Publicado en Cada loco con su tema (BENMA, México D. F., 2012).

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Un día especial: Finalista VII Concurso Literario Internacional "Ángel Ganivet" (Helsinki, Finlandia, 2013).

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Nudista: Publicado en Portal Forum Montefrío (España, 2013).

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El conocernos: Modulación de un poema propio, finalista del I Premio Mundial de Poesía Erótica, 2007. / Publicado en Bendito sea tu cuerpo (Lima, Perú, 2008). / Publicado en Antología de Cuento y Poesía Latinoamericana "Masturbación latina" (La Fonola Cartonera, Santiago, Chile, 2013).